dilluns, 4 d’abril del 2011

ESCLAUS, SERVENTS, SENYORS

La llibertat guiant el poble, Eugène Delacroix
No solamente se abstenía mi madre de visitar la cocina y la zona de servicio, sino que ambas permanecían tan alejadas de su conciencia como si se tratase de los cuartos correspondientes de un hotel. Mi padre también carecía de toda propensión a llevar la casa. Pero se encargaba de los menús. Soltando un suspirillo abría una suerte de álbum que le ponía delante el mayorodomo una vez concluido el postre de la cena, y anotaba con su elegante y fluida caligrafía los platos que comeríamos al día siguiente. (...) Nominalmente, la dirección de la casa estaba en manos de la que fuera la niñera de mi madre, que para entonces era una legañosa anciana increíblemente arrugada (había nacido esclava alrededor de 1830), con un rostro pequeño como el de una tortuga melancólica, y grandes pies que siempre arrastraba al andar. Solía vestirse con un monjil vestido pardo y desprendía un leve pero inolvidable olor a café y pudrición. Su temida felicitación en el día de nuestro santo y nuestro cumpleaños era el beso de servidumbre en el hombro. Con los años había adquirido una tacañería patológica, sobre todo en relación con el azúcar y las conservas, de modo que gradualmente, y con la sanción de mis padres, habían empezado a introducirse nuevas disposiciones domésticas, que a ella se le ocultaban. (...) Única señora de su enmohecido y remoto reino, que ella creía que era el real (de haber sido así nos hubiese matado de hambre), su figura era seguida por las miradas burlonas de los lacayos y doncellas cuando se arrastraba por los largos pasillos para guardar lejos del alcance de los demás media manzana o un par de partidas galletas Petit-Beurre que acababa de encontrar en un plato.
Entre tanto, con un personal permanente de unos cincuenta criados y sin que nadie se atreviese a criticarlo, tanto nuestra casa urbana como la campestre eran escenario de fantásticos torbellinos de latrocinio. (...)
Vladimir Nabokov
Habla memoria, capítol 4



Quan fa molts anys vaig llegir aquest llibre, admirablement escrit, vaig sentir al mateix temps el plaer de gaudir d’una literatura esplèndida i l’amargor i la tristesa d’una Rússia camperola i paupèrrima. D’alguna forma vaig entendre el perquè d’aquella revolució que, tants desheretats de la fortuna, varen fer i que de tan roja em fa pensar en sang i més sang. I en el règim salvatgement totalitari que va venir després per seguir castigant aquell poble fet a obeir capcot.

No sento menyspreu per aquell que ha nascut ric i poderós. Toca a qui toca. Però el to de Nabokov, en aquesta obra, em causa repugnància. I el passatge transcrit és només un exemple del seu estil cruel i despòtic. Així s’entén perfectament la lletra d'aquell himne que comença dient: Amunt els damnats de la terra, amunt els que pateixen fam...

Fotografia: dabeed.net




7 comentaris:

Allau ha dit...

Nabokov no és un autor simpàtic. Tampoc ho pretén. Llàstima que escrigués tan bé.

GLÒRIA ha dit...

No és que no ho pretingui, Allau. Més aviat pretén alimentar l'antipatia que desperta per romandre encara més distant.
Potser no es mereixia escriure així. No puc deixar de pensar en Von Rezzori, autor de "Memorias de un antisemita" i "Flores en la nieve". La escriptura és quasi comparable però von Rezzori era un senyor dels de veritat. L'has llegit?
Bona Nit, Allau!

Alberto Granados ha dit...

El pasaje que has trascrito es soberbio. Ese ambiente decadente, todo un microcosmos de criados y señores me parece magistral. Con mi mentalidad occidental, me he ido a la serie aquella de la BBC, cuyo remedo están poniendo ahthora en alguna de las cadenas que nunca veo: Arriba y abajo.

Gracias, Glòria. Siempre se agradecen tus textos.

AG

Carme Rosanas ha dit...

No sés si ho pretén o no, però a mi no em cau gens simpàtic... no. Escrivia molt bé, però per a mi no és suficient. També m'ha d'agradar allò que hi ha escrit.

GLÒRIA ha dit...

Alberto:
Efectivamente este hombre escribía de forma magistral pero nunca sabré separarlo de la conciencia de superioridad absoluta que desprende. No obstante hay que leer a Nabokov. Es gran literatura.
Celebro que el hayas disfrutado del texto del señorito.
Un petó!

Carme,
Tens raó: No n'hi ha prou amb escriure bé. Ha deixat pàgines immortals però també el record d'una personalitat estúpida.
Una abraçada, Carme!

pfp ha dit...

su experiencia vital, la educación recibida,... forzosamente tiene que marcar haber crecido con cincuenta personas de servicio en "casa"...

un placer que haya dejado constancia de ello, un placer leerlo,

Besos Glorichu

GLÒRIA ha dit...

Sí, Pilar. Un placer leerlo y, a la vez, cierta sensación de injusticia hacia los que sirven que después devendrán verdugos de sus señores.
Un beso fresco que el calor empieza a molestar muy pronto.